- Guadalajara cuenta con una amplia oferta nocturna de ambiente y es la envidia de otras ciudades que se presumen más cosmopolitas, pero en las que sus militantes aún permanecen dentro del clóset temerosos de que alguien los vea.
Tan sólo en la capital de Jalisco, y la zona conurbada de Tlaquepaque y Zapopan, existen casi 30 sitios para gays con nombres tan adecuados como Azul Disco Classic, Black Cherry, Club Ye Ye, 7 Sins Open Mind Club, La Prisciliana, Light Kiss Club, Los Caudillos, Pink Bar, S.O.S. Club, entre otros. Pero, además, en Jalisco hay taquerías gay, hostales para la comunidad, cafés para ligar, el primer table dance de strippers para hombres (en Puerto Vallarta, por cierto, ¡su propio centro vacacional gay!), agencias de viaje exclusivas, el portal gay más visitado del país (www.gaygdl.com), clínicas para esculpir cuerpo y glúteos de interesados y hasta el primer aspirante abiertamente homosexual que buscó, sin éxito, ganar las elecciones para ser alcalde de Guadalajara: Miguel Galán.
Empero, y dentro de la variada gama de este arco iris multicolor, pocos sitios tan auténticos como el Mónicas Disco. A quince minutos del centro de la ciudad, el Sector Libertad que lo acoge muestra al visitante neófito algunas de las postales que retratan la parte salvaje, decadente y alejada del glamour que debe tener cualquier metrópoli: taquerías con ambiente de cantina, sirenas de patrulla, de ambulancia y de trapo en forma de atractivos travestis mostrando bubis y ofreciendo servicios sexuales a cinco manzanas a la redonda.
Los franeleros madrugadores nos indican que hemos llegado al legendario sitio que, con tan sólo 100 aferrados clientes, abrió el último sábado de julio de 1980 cinco meses después de la primera clausura del mítico Studio 54 neoyorquino. Hace treinta años las autoridades civiles y policiacas mantenían una actitud intolerante hacia el gremio, por lo que el lugar sufrió de represión y constantes clausuras que los orillaron a funcionar un tiempo de manera clandestina. El empecinamiento de sus dueños y pasado el periodo de contingencia, el Mónicas se convirtió en sitio emblemático de la comunidad homosexual tapatía y actualmente se encuentra dentro del top five entre los mejores sitios gay de todo el país.
Un retocado show travesti, la calidad de José Spinnin, dj residente, y eventos como el Miss Mónica y Mr gay, han logrado el milagrito de que el extenso congal de (calculo) casi 2 mil metros cuadrados sea sitio obligado para noctámbulos de banderas diversas.
Adjunto a un patio y separado de la zona disco por un vestidor, es en la sección de fumadores —misma donde se efectúa el show— donde el ambiente de este bar de ambiente explota todas sus virtudes. A la una y media de la mañana sale a escena Ricardo, quien además de imitar a Britney Spears, hace lo propio con Polo Polo al ensayar una secuencia en la que alburea a los asistentes, bebe tequila a pico de botella y sube la temperatura para lo que vendrá. En la noche de este relato se trató de un encuentro entre reinas: Alejandra Guzmán, Paulina Rubio, Gloria Trevi y Thalía. Pero en otras ocasiones han brillado en este escenario Ninel Conde o hasta Tina Turner. En la segunda parte del espectáculo, por ahí de las cuatro de la mañana, recrean un showestilo Las Vegas con bailarina de can-can y una hilarante fastuosidad región 4 digna de mención honorífica.
De entre las leyendas urbanas se dice que Alejandro Fernández ha visitado en más de una ocasión el sitio y la añoranza que muchos sienten por el salvaje ambiente de los baños en donde se ofrecen felattios o escaneadas gratuitas al mejor postor.
El Mónicas vive el momento más dulce de su larga historia, pues al festejo por los 30 años el próximo verano se une el estreno, en la Edición 25 del pasado Festival Internacional de Cine de Guadalajara, del documentalMake Up, del debutante Pavel Cortés, quien recreó la vida y milagros de Ricardo, Chely, Henry, Michelle y Jackie, figuras principales de este show que ha trascendido las paredes del lugar.
Al coctel por el estreno del documental asistió Raúl Padilla, presidente del patronato de la FILG y del FICG, lo cual nos habla de que los tiempos, definitivamente, han cambiado.
Juán Alberto Vázquez
www.milenio.com
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