¿Te han discriminado alguna vez?

BISEXUALES, ¡EN PIÉ DE LUCHA!

En Octubre de 1991, en un hecho inédito, miembros del movimiento por la liberación bisexual resurgieron de entre los escombros y pusieron fin a más de una década de silencio. En lo que fue el congreso internacional sobre Bisexualidad las y los asistentes acordaron crear “la bandera bisexual” como símbolo mundial del movimiento y uno de los primeros pasos para reorganizar la agenda mundial para la liberación bisexual.

La bandera bisexual constaría de3 franjas, una rosa que representa la atracción afectiva y sexual por personas del mismo sexo, una azul que representa la atracción por personas del otro sexo y una púrpura que es el color resultante de mezclar los dos colores anteriores.

El 5 de Diciembre de 1999 dicha bandera se desplegó por primera vez durante la celebración de la XXII conferencia mundial de la ILGA en Johannesburgo (Sudáfrica) donde fue aprobado por unanimidad que cada 23 de septiembre se llevaría a cabo la jornada mundial por la visibilidad bisexual. Esto con el fin de que personas bisexuales, sus familias, amigos y la sociedad en general reconozcan y celebren la bisexualidad, su historia, su comunidad y su cultura, permitiendo de esta forma que dicha orientación sexual sea visible y con ello logren abatirse los prejuicios que giran en torno a esta. Ese mismo año comunidades de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Australia, Canadá, Japón y Nueva Zelanda llevaron a cabo modestos pero significativos eventos para reivindicar la visibilidad de las personas bisexuales.

De manera general asumimos siempre que somos “la comunidad LGBT” sin hacer mucha reflexión sobre si eso es realmente así. ¿De verdad lesbianas, gays, bisexuales y trans nos consideramos parte de la misma comunidad? La realidad muestra en casi todas partes que no y que la famosa “LGBT” es más un sueño unitario de nuestros activistas más contemporáneos que una realidad consumada.

Retrocedamos un poco en la historia. Con los disturbios de Stonewall el movimiento de las disidencias sexuales entró en una nueva fase cargada de una potente efervescencia política. En todos los países industrializados y en “vías del desarrollo” se crearon grandes o significativos movimiento de liberación sexual que abogaron por el fin de la opresión del Estado y la persecución política. A la vanguardia de dichos movimientos se posicionaron los homosexuales varones quienes relegaron casi siempre la participación de las mujeres lesbianas en la toma de desiciónes sobre la dirección del movimiento. Las mujeres lesbianas, que no estaban dispuestas a seguir soportando la discriminación de género decidieron separarse del movimiento de liberación homosexual masculino y formar un nuevo movimiento, el de la liberación lésbica, desde el cual buscaron romper con la cultura y la lingüística patriarcal pero que representó también como la primer gran escisión del movimiento de la liberación sexual.

A partir de la década de los años 70, todo el debate político tanto de lesbianas como de gays ante la sociedad se centró en el “ser o no ser” y en el falso discurso del “choque de los contrapuestos”. En un panorama de polarización extrema las personas bisexuales pasaron a ser la “población oculta” y con el paso de los años se fue asumiendo que existían personas heterosexuales y homosexuales mas no así, personas bisexuales, una orientación que dado que no entraba en el discurso de los contrapuestos fue relegada del debate público y negada en lo microsocial

Lo cierto, es que la simple existencia de personas bisexuales ponía en entredicho el falaz discurso de ser y no ser y amenazaba siempre de manera directa la forma polar de ver el mundo poniendo en entredicho la validez de categorías sexuales rígidas.

Acusados por investigadores, psicólogos, clérigos y políticos heterosexuales de estar confundidos o ser “perversos sexuales” y rechazados por activistas gay y lesbianas que los consideraron homosexuales en potencia pero sin “agallas” para salir del closet, las personas bisexuales fueron excluidas tanto del movimiento gay como del lésbico.

En 1972 apareció en la revista The Advocate la declaración sobre bisexualidad de Ithaca, un tipo de manifiesto que anuncia la nueva conciencia bisexual y con lo que da inicio una nueva escisión del movimiento gay y lésbico para dar forma al movimiento de liberación bisexual (el movimiento transexual escinde también tiempo después aunque de una forma más silenciosa y desapercibida).

Ese mismo año surgió el National Bisexual Liberation Group en la ciudad de Nueva York el cual publicó la que sería la primera revista bisexual: “The Bisexual Expression”. Empujados por un movimiento mundial que trataba de aplastar los paradigmas y reclamaba el descubrimiento del yo individual los primeros años de la década de los 80 fue la era dorada del movimiento de la liberación bisexual. En Europa surgieron varias agrupaciones lideradas tanto por hombres como por mujeres entre las que destacó el London Bisexual Group (fundado en 1981).

Mientras que en la mayoría de los movimientos gay se mantuvo la rigidez del discurso del ser y no ser, en los movimientos lésbicos en los que crecían rápidamente las corrientes separatistas o radicales feministas el tema de la bisexual fue un poco mas discutido y en el que mujeres bisexuales dejaron en claro su postura: la sexualidad era parte integral de la política feminista, y querían que los grupos lésbicos hicieran énfasis en eso.

Para 1985 la cultura bisexual había logrado escalar rápidamente en el debate publico y se generó una explosión de artículos en la prensa sobre bisexualidad a la que se sumó la oportuna “salida del closet” de una numerosa cantidad de artistas y estrellas del rock que se declararon abiertamente bisexuales.

Para finales de esa década los movimientos de la liberación sexual tuvieron que hacer frente a la epidemia del SIDA la cual tuvo un efecto devastador en los nacientes movimientos de los derechos sexuales dentro o fuera del orden mundial capitalista. En cuestión de años miles quedaron infectados y murieron, otros mas se agruparon y abandonaron toda actividad y debate político para concentrarse en sumar esfuerzos para atender a los infectados y realizar campañas masivas contra la propagación del virus. De la condena social que desplegaron numerosas agrupaciones civiles acusando la aparición del SIDA como un castigo divino o un efecto de la “promiscuidad irresponsable” que promovían los movimientos de la liberación sexual, el más afectado y estigmatizado fue lamentablemente el movimiento bisexual el cual fue acusado de propagar el virus de homosexuales a heterosexuales lo cual cierto o no en su fondo demostró que la bifobia, es decir el estigma, la condena y el rechazo a las personas bisexuales estaba presente y no había cedido en un década dorada de visibilidad bisexual.

Hoy los movimientos de liberación bisexual comienzan a reorganizarse de nuevo y es sumamente importante que celebremos con ellas y ellos como primer paso la jornada por la visibilidad bisexual o como muchos han comenzado a llamarle, el día del orgullo bisexual y que será este 23 de Septiembre. Lesbianas y gays tenemos una deuda histórica con las personas bisexuales, es tiempo de unidad y de comenzar a cubrir dicha deuda. Llegó también la hora de pasar de la comunidad LGBT a la libertaria sociedad de las múltiples diversidades sexuales y afectivas.

Hombres y mujeres bisexuales, ¡En pié de lucha!

José Eduardo Rodriguez Pérez.

Red Universitaria de la Diversidad Sexual

(12 de septiembre del 2010).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

comparte tu opinión.