Noviembre-09
¿Cuántas veces hemos mirado a las estrellas para sentirnos admirados por la grandeza del universo y la ínfima pero valiosa parte que somos del mismo?
¿Cuántas veces hemos visto crecer la hierba del campo y quedamos sorprendidos por la rapidez con la que se desarrolla y se marchita?
¿Cuántas veces hemos extendido nuestros brazos parados sobre la arena para sentir la brisa del mar?, ¿Cuántas veces hemos disfrutado del aroma de las flores de verano? ¿Cuántas veces hemos visto con detenimiento cómo atardece?, ¿Cuántas veces hemos sido plenamente concientes de que los mayores deleites de la vida no tienen un precio y nunca deberán tenerlo?
¿Cuántas veces nos hemos sentido impresionados por el color de las mariposas y la belleza del colibrí?, ¿Cuántas veces nos hemos sentido admirados por la lealtad que nos tienen nuestras mascotas. Seamos sinceros, ¿cuántas veces hemos abrazado a esas nuestras mascotas cuando sentimos que el mundo se derrumba y el cielo se nos cae a pedazos?
¿Cuántas veces nos hemos topado con personas que en cuestión de minutos cambian el rumbo de nuestras vidas?, y a la par, ¿cuántas veces hemos sacado de un libro frases que se convierten en frases de nuestra vida?, ¿Cuántas veces las causalidades más pequeñas y aparentemente más insignificantes nos han hecho reflexionar a la par que nos obligan a hacer profundas transformaciones de nuestras existencias?
¿Cuántas veces hemos caminado sin rumbo y sin razón más que el placer de hacerlo por las calles de la gran ciudad a altas horas de la madrugada?, ¿Cuántas veces hemos suspirado cuando miramos la urbe sobre un puente?, ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos pese a que un gran número de personas nos rodean y cuántas veces hemos quedado prendados de pequeños rincones, esquinas o plazas que se vuelven parte de lo que somos y queremos seguir siendo?, ¿Cuántos rincones de la ciudad nos traen hondos recuerdos sobre un pasado glorioso o quizá trágico?
¿Cuántas veces nos hemos deleitado por la absoluta belleza de un cuerpo, unos ojos, unos labios o un sujeto completo y en cuántas nos hemos permitido sentirnos admirados por las capacidades y talentos ajenos?
¿Cuántas veces en las calles mas céntricas de la ciudad nuestros labios se han unido apasionadamente con otros labios y pese a que nos sentimos acosados, observados y señalados experimentamos un placer desbordado y nuestro corazón acelera rápidamente sus latidos, envuelto en esa sensación tan extraña de deseo y atracción?
¿Cuántas veces hemos tenido sexo y en cuantas de esas hemos hecho el amor?, ¿Cuántas veces hemos acariciado sin prejuicios y abrazado sin temores?, ¿Cuántas veces hemos amado sin límites y en cuantas de esas nos han roto el corazón sin piedad?
¿Cuántas veces hemos reflexionado en lo corta que es la vida y todo lo que hay por hacer en ella?, ¿Alguna vez hemos pensado que tenemos una misión en la vida? Quizá una labor histórica o la imperiosa necesidad de decir a los demás lo que queremos, lo que deseamos, lo que sentimos y lo que pensamos.
¿Cuántas veces hemos sentido de verdad el dolor que provoca ser humillado por no ser como los demás quieren que seamos?
¿Cuántas veces la ira se ha apoderado de nosotros cuando vibramos de humanidad y sentimos el sufrimiento del obrero explotado, del pueblo indígena sometido, del dirigente social detenido, del campesino despojado de sus tierras, del minusválido discriminado, de la mujer golpeada y del homosexual, bisexual o transexual asesinado?
¿Cuántas veces el ver a un niño trabajar en las calles nos ha hecho llorar en el silencio y cuantas veces la impotencia ante las más grandes injusticias nos han hecho llorar a todo pulmón amargamente? Seamos sinceros, ¿cuantas veces hemos pensado erróneamente que nada va cambiar y que las injusticias son inherentes al ser humano?
¿Cuántas veces nos hemos dado cuenta que tenemos una responsabilidad para responder contra esas injusticias y en cuantas de esas hemos reaccionado para detenerlas?
¿Cuántas veces hemos marchado codo a codo con los más desfavorecidos del sistema y gritado las consignas de la rebeldía?, ¿Cuántas veces hemos rayado las paredes con mensajes de libertad y en cuantas nos hemos convencido de que pese a que pareciera que nadie oye lo que decimos en realidad todos son conscientes y escuchan?, Nadie es tonto y no es bueno subestimar a las personas.
¿Cuántas veces hemos mirado a la luna de Octubre y pensado que si se pudo llegar a ella, debe ser posible también abatir el hambre y las enfermedades, repartir mejor las riquezas y terminar con la guerra?
¿Cuántas veces nosotros homosexuales, bisexuales y transexuales hemos tendido la mano al igual cuando sabemos que la necesita?, ¿Cuántas veces de pronto nos damos cuenta que las libertades mínimas que ahora tenemos no llegaron solas sino que se lograron a base de lucha constante de las generaciones anteriores?, ¿Cuántas veces nosotros homosexuales hemos dejado de criticar a la comunidad y comenzado a trabajar por la unidad de esta?
¿Cuántas veces tendremos que decir que es imposible una coexistencia pacifica con la clase dominante y que ante sus ataques reaccionarios nuestra respuesta debe ser revolucionaria?, ¿Cuántos seremos de esa gigantesca minoría LGBT el ejercito de voluntarios dispuestos a vivir para construir, liberar y transformar?
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